martes, 20 de octubre de 2009

¡Bienvenidos a la revolución del lápiz, la caza, el sello, y la fecundación in-vitro!

El texto "Cultura tecnológica y educación" ha sido de gran utilidad para terminar de echar por tierra todos mis esquemas mentales sobre tecnología... ¡Bien, a empezar de (casi) cero!
Esta percepción equívoca sobre el concepto de tecnología queda explicada en el propio texto: nuestra cultura sólo quiere dar crédito a una tecnología artefactual, sin tener en cuenta la organizativa, la simbólica y la biotecnológica, porque "se niega a reconocer que la posibilidad de producir acontecimientos no es exclusiva de la acción físico-material". Esto crea una visión reduccionista y restringida del mundo tecnológico (versus visión amplia de la tecnología), ya que excluye y esconde ante la sociedad otras formas de tecnología igual de importantes para establecer un orden y favorecer la calidad de vida de las personas. Ante esta idea, no podemos pasar por alto el concepto -un tanto extremista- de Imperativo tecnológico: la convicción de que el desarrollo tecnológico (artefactual) es nuestra fuente de progreso y nuestra salvación; que este progreso tecnológico y científico son los que provocan, directamente, los cambios sociales (determinismo tecnológico). Lo que sí que hay que tener en cuenta es que la tecnología es importante para la evolución de las diferentes culturas , pero que no se puede concebir si no es de la mano de la ciencia y la propia sociedad. Es la tecnología en acción, la ingeniería heterogenea: ciencia, tecnología y sociedad estan estrechamente ligadas y existen unas gracias a las otras: esto desemboca a una innovación tecnológica dinámica y multidireccional donde finalmente, la tecnología construye la sociedad, pero también ésta, con sus necesidades e intereses, configura la tecnología. Teniendo en cuenta esta relación de dependencia, es imprescindible contar con la diversidad sociotécnica: pasar por alto que otras culturas pueden tener diferentes necesidades y deseos, y también distintas técnicas para satisfacerlos.
El último párrafo del texto me parece de vital importancia: quizás la cultura tecnológica deba ser un elemento imprescindible para la comprensión de una vida que se construye y que es imprevisible; una vida que no todo el mundo la vive igual, sino dependiendo de sus necesidades y deseos y de la forma tecnológica de complacerlos. Una vida donde la educación juega un papel esencial en el proceso de enseñar a "saber hacer" y a "estar en condiciones de escoger", siempre en constante relación con el respeto y la comprensión de la sociedad sociotécnica.
Gran texto, ¡sí señor/a!

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